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24 Cuando algún malvado
se apodera de un terreno,
es Dios mismo quien les tapa
los ojos a los jueces.

25-26 »La vida se me escapa
con la rapidez del rayo.
Mis días pasan como el águila
cuando se lanza sobre su presa.
El tiempo es como un barco
que se pierde en la distancia,
y yo aquí estoy,
sin saber lo que es la felicidad.

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